11 de agosto de 2012

COPUCHENTOS


Que somos una sociedad cartucha? SI, lo somos. Que somos una sociedad consumista e individualista? SI, lo somos. Que tomamos malas decisiones? SI, la elección del payaso Piñera es una prueba clara de ello. Sin embargo lo que más somos, o la característica que más inserta tenemos en nuestro actuar humano, es la de ser unos copuchentos de mierda.
Podemos aparentar, podemos hacer creer que nuestro individualismo - o posmodernismo aplicado - nos permite alejarnos de la copucha y hacer como que en realidad cada uno vive su vida y que estamos unidos en nuestras separaciones y divisiones.
Pero la verdad es que en lo más profundo TODOS somos unos copuchentos y es por eso que nos encanta que nos cuenten historias desde niños.
Nuestras generaciones jóvenes perdimos el hábito de la lectura y es por eso que somos copuchentos verbales, antes era la novela, los libros técnicos, todo camuflado en una falsa curiosidad. Puede que tenga un halo de curiosidad, pero para mi el fondo es el copuchismo. Necesitamos saber qué pasó?, cómo pasó? Dónde? y mientras más cuática la historia más nos interesa.

Y bueno, dejamos de leer, empezamos a ver tele y queremos que nos cuenten historias.
La farándula no es hoy  más que el nuevo formato de la novela ficcionada.
En mi pega en televisión, lo que puedo constatar gracias a IBOPE, es que cuando la gente cuenta historias el rating sube, cuando la historia está bien contada sube más y más.

Las conversas del tipo pelambre o copuchenteo son historias, estructuras narrativas que atraen, que unos cuentan mejor que otros. Cuando una conversación fluye hacia contar una historia, la atención y la amistad crece.
Amamos vivir de contarnos historias, lo necesitamos como decía Aristóteles, lo llevamos en los genes como podría decir la teoría de la eva mitocontrial. Pero yo creo que debemos asumir el copuchenteo como parte de nuestras necesidades básicas.

No confunda con pelambre eso si, eso es inmoral. Jajaja, las historias, el sabroso y morboso detalle nos causa placer, queremos que las personas que nos importan nos cuenten sus historias, que la farándula cuente las historias de esos nuevos personajes de novela transformados en telerealidad semificcionada.
Todos sabemos que actúan, que planifican como si fuesen actores de telenovela y funciona porque no podemos vivir sin esas historias, no podemos vivir sin saber qué le pasa a los otros.
Los sabrosos detalles nos causan placer, y sin emitir ningún tipo de juicio sobre si eso es bueno, malo, fome, patético o poco ético. Simplemente reflexiono es pensar que somos una sociedad tremendamente COPUCHENTA.

Y un buen ejemplo de ello les dejo esto:

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola
No leí nada, pero que bien que vuelvas a escribir.
Yo de a poco escribo unas palabras en mi libreta, pero se me hace más fácil con el teclado porque no tengo que preocuparme que mi letra salga bonita como acostumbro a hacerlo.
Veamos si retomo el lugar público no tan público del blog y te hago compañía en bloglandia.

Aunque lo que más me apasionaba era el Fotolog.

Superplops

patricio mujica dijo...

me encanta saber que esto existe :D