30 de mayo de 2013

Volví y lo marginal



El otro día una amiga me dijo que la película Jóven y alocada estaba en seriesyonkis.com, uno de mis sitios favoritos de descarga y visualización onlines, y fue en ese momento, viendo la película que era "chori" y nada más que eso, me quedé pensando en que los blogs ya habían muerto. Al menos en el uso que yo le daba cuando me inicié en esto. Y bueno, cinco años de facebook, más miles de intentos fallidos en twiter me hicieron recordar este lugarcito.
Una pena ver que algo está muerto, en este caso, vivo pero socialmente muerto. Primero que todo, hay que mencionar que hay personas para twitter y personas para facebook, yo soy una de estas últimas y con un sentido verborreico terrible. 
Si en la vida me ha costado controlar lo que hablo, en el facebook pasa algo similar y poco a poco he aprendido a dominar los dedos (en todos los sentidos pervertidos de la oración).
Como sea, retomo este blog porque me gusta y porque el sentido perverso del exhibicionismo mental me atrae un poco igual.

Hace un tiempo conocí a un chico en el bus, un malabarista que vive en una ocupa en La Pintana, hablamos todo el viaje y cruzamos facebook. El chico me recordó a ciertos amigos del colegio y me di cuenta en lo burguesa, elitista y hipster que me he puesto con los años. Así que le di una mano a la marginalidad, y ahí estamos, compartiendo ideas, tratando de igualar lenguajes sin ortografía, y sin marco teórico, pero también sin prejuicios y sin barreras. Qué alegría tener un nuevo amigo en mi camino, un amigo que ganó su sabiduría en el barrio y la calle, lo admiro mucho. Mi camino universitario es el clásico, el fácil, el cómodo. 
Finalmente la marginalidad es creativa y construye. En un momento pensé que estaba también en la marginalidad visitando esas fiestas bizarras del underground santiaguino, pero en verdad no, la marginalidad está realmente en los márgenes de la ciudad, en la periferia. Ahí quiero sentarme a observar la creación libre de metodologías y estructuras. 

Ahí quiero observar en silencio, no para analizar, no para traducir, sino para sentir. Desconectar el cerebro matematico filosófico poético elitista.
Callar un ratito a la vieja qlia cincuentona exitosa que toma té con sus amigas, fuma marihuana con ancianas y piensa en poético todo lo que le pasa. Cerrarle el pico.

Quiero entender a ese que nunca entendió los libros, quiero hablar con ese que cree no conocer más que su propio idioma, si es que conoce siquiera las reglas de su propio lenguaje, quiero crear juntos, quiero su voz en los medios, tomarle la mano a la autenticidad.

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