Y estábamos en San Diego con la Alameda y derrepente la Pao Mosso dice, shuaaaa, cacha, Marosa di Giorgio, SHAKAL!! Y yo no la cachaba, entonces ella compró el libro misales y fuimos felices. Ahí yo me encanté con la Marosa.
Y en Uruguay compré el libro "Camino de las pedrerías" y lo perdí. (Estoy casi segura que se lo presté a la Pao, pero ella dice que no lo tiene)... snif....
SIEMPRE SALGO
Nos encontramos en el manzano.
Nos encontramos en el manzano.
Era una noche cerrada, oscura.
Me dijo:¿Paseas?
Contesté: Siempre salgo.
El dijo: Yo también, siempre salgo.
Pero en ese momento, interrumpió la luna. Con todos sus tules.
Y una llaga, como si hubiese sido violada dentro del traje de novia.
-¿Qué tiene la luna?
- No sé.
A la enorme luz, se vio que yo estaba absolutamente desnuda; sólo con las trenzas múltiplies, larguísimas.El traje de él era augusto y deslumbrante.
Como el de un guerrero.
Como el de un clavel.
Y el libro se llamaba Misales, y yo no cachaba que era de misas de verdad. Tengo historias con los libracos así, de alguna forma yo declaro haber sido adicta en un principio a los libros, y también robé millones de libros. Tal como los robaba, ahora los pierdo. Siento que pa mi generación perder las cosas como que da lo mismo, quizás no es mi generación y soy sólo yo, pero como que me da lo mismo perder un libro. Sé que será tan fácil tenerlo de nuevo, por internet o por la mierda que sea. Igual me gusta ese cuento. DEJAR IR LAS COSAS es también un gesto de liberación. Pa k tanta posesión, aer, aer!!
Misal de la Virgen
Usted nunca tuvo hijos.
-No. Aunque, un día, cuando era chica, surgieron de mí, de mi pelvis, tres lagartos. En cartílago grueso y anillado. Tres.
-Eh.
-Sí. Iban por la hierba. Al parecer tenían ojos, pero no pude saberlo. Se hundieron en el piso.
-Oh.
-Pero antes oí un alarido, como si dijesen: ¡Mamá! ¡Ay, madre! ¡Ay!
-Oh.
-No volvieron nunca. En el momento de la parición, salían de mis pechos (del izquierdo y del derecho), una gotita de sangre y una gotita de leche.
-...!
Y ella quedó impasible. Y aunque era completamente blanca, pareció lo que siempre había parecido:Una princesa india, abajo de su anacahuita.
(Marosa Di Giorgio, Misales, Buenos Aires, El cuenco de plata/latinoamericana, 2005)
5 comentarios:
omo si dijesen: ¡Mamá! ¡Ay, madre! ¡Ay!.......
algunas mujeres llegan a ser madre, pero nunca Mamita mami.....
gran influencia doña paomosso
saludos mujer de colores
t adoro
ailoviu
Pero hay que dejar ir bien las cosas. Cuando se van mal, siempre vuelven... como la acidez (nunca la he tenido, pero me han contado y no la quiero).
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Lo mejor que he hecho hoy ha sido pedorrearme tan hediondamente que me encanta.
Y tampoco tengo necesidad de hacer algo mejor. Ando bien.
chistosa la cara de marosa
When I get to the bottom
I go back to the top of the slide
Where I stop and I turn
and I go for a ride
Till I get to the bottom and I see you agaaaaaaaaaaaaaain YEAH YEAH YEAAAAAAAAAAAAH!
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